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sábado, 23 de febrero de 2019

Boroña Preñada (receta de Conrado Brime, mi cuñado)

Este plato, típico de la cocina Asturiana tradicional, pensado para las épocas en que se trabajaba en el campo y el esfuerzo físico era intenso, es muy calórico, contiene una elevada cantidad de colesterol y de grasas, especialmente saturadas...Pero está buenísimo.

Ingredientes:

Para la masa: 1 Kg de harina de maíz, 200 g de harina de trigo, 1 cucharada de azúcar (unos 15 g), 1 sobre de levadura y  agua caliente con sal (más bien poca).

Para el relleno: 6 chorizos (unos 500 g), 8 morcillas (1,5 Kg aproximadamente), 200 g de panceta, 400 g de jamón o lacón y 150 g de tocino.

Elaboración:

Forrar una bandeja de horno con papel de hornear y reservar. 

De la manera tradicional: Amasarlo todo muy bien y que no quede la masa dura, debe despegarse de las manos. 

En Thermomix: Ponga en el vaso el agua y la sal y caliente 1 min/50°C/vel 1. Añada la harina de maíz y la harina de trigo e inicie Amasar /3 min.
A continuación se cubre un molde con hojas de berza, se pone la mitad de la masa en el fondo y en las paredes y encima chorizos, tocino, morcillas, lacón...y se cubre con el resto de la masa. Se tapa bien con más hojas y se deja reposar 1 hora. Después, se mete en el horno, a media temperatura durante una hora y al horno fuerte (a 200ºC) otras dos (para unos 2 kilos de harina). Puede reducirse algo el tiempo de horneado utilizando el embutido previamente cocido. Los ingredientes, lógicamente, deben adaptarse en cantidades suficientes en relación al tamaño del molde.


  • Este plato es apto para Diabéticos (ajustando la ración a las calorías diarias permitidas, lo más probable es que puedan probarla solamente) e Intolerantes a la Lactosa. No es apto para veganos, vegetarianos ni Intolerantes al Gluten. 
  • La harina, es «el producto finamente triturado, obtenido de la molturación del grano de trigo, Triticum aestivum, o la mezcla de este con el Triticum durum en la proporción 4:1, maduro, sano y seco e industrialmente limpio». Productos similares procedentes de otros cereales deben indicar el nombre del grano con el que se elabora. En la actualidad hay muchas variedades de trigo (mejorado por cruzamientos y selección), que se pueden agrupar en dos: trigos duros (se utilizan para la fabricación de sémolas y pastas) y trigos blandos (se utilizan para la fabricación de harinas destinadas a la panificación). Las distintas variedades de trigo, tras su molturación, originan diferentes harinas. La harina blanca se obtiene a través de los procesos de molturación y molienda: tras la limpieza y el acondicionamiento del grano se realiza el descascarillado, para separar la cubierta externa (salvado), el germen y la capa de aleurona del núcleo central del grano (endospermo amiláceo). El resto, se muele reduciendo sus dimensiones y según el tamaño de las partículas se separan las diferentes harinas, las cuales (mostacilla, sémola, semolina, harina gruesa y harina fina) se emplean para usos distintos según sus características, como producción de pasta, panificación, elaboración de churros o bollería, etc. La harina integral se obtiene de la molienda de los granos de trigo enteros con todas sus envolturas celulósicas, siendo por tanto, una masa más oscura y pesada que la masa común de harina blanca, al contener mayor cantidad de cáscara (compuesta principalmente por fibra). Este alimento está disponible en el mercado durante todo el año. Porción comestible 100 g por cada 100 g de producto fresco, 375 Kcal/100 g. La harina de trigo contiene principalmente hidratos de carbono complejos. Su contenido en proteínas, lípidos, vitaminas (tiamina, riboflavina y niacina) y minerales es relativamente importante. De estos últimos destaca el fósforo (22 microg). Entre las proteínas (9,3 g%), la más representativa es el gluten, que confiere a la harina la característica típica de elasticidad durante la panificación, para llegar a obtener un producto final poroso y esponjoso. Las proteínas no tienen un gran valor biológico, son deficientes en lisina y en treonina; sin embargo, actualmente las harinas se suelen enriquecer con estos aminoácidos y algunas vitaminas y minerales. El contenido en proteínas varía según el tipo de trigo, época de cosecha y grado de extracción (proporción de grano completo que se emplea para obtener una cantidad determinada de harina). La harina integral, al tener un alto grado de extracción, por conservar la cubierta, el germen y la capa de aleurona, al no haber sido sometido el grano a un proceso de refinado, aporta mayor cantidad de proteínas, grasas (aceite en el germen), minerales, vitaminas del grupo B (particularmente de ácido fólico), pero sobre todo de fibra (3,4 g% la harina blanca). Por otro lado, un componente que destaca en el trigo es el ácido fítico, el cual se encuentra en la capa de aleurona; así, la harina integral que contiene salvado y aleurona podrá dificultar la absorción de determinados minerales, como hierro y calcio, presentes en la harina misma o en otros alimentos. (Fuente: Fundación Española para la Nutrición). El maíz es un cereal de origen americano que actualmente se cultiva en todo el mundo. Se caracteriza por ser un alimento básico para muchas poblaciones, ya que su harina se emplea en multitud de recetas y preparaciones culinarias. La harina de maíz (363 Kcal/100 g) no contiene gluten y, por tanto, puede ser consumida por celiacos. Sin embargo, la ausencia de esta proteína hace que no pueda elaborarse pan exclusivamente con ella, por lo que tiene que ser mezclada con harinas de otros cereales (trigo, arroz, avena) para conseguir una consistencia y una elasticidad adecuadas. Cocinada convenientemente da lugar a una pasta muy apreciada en cocina como, por ejemplo, es el caso de la polenta italiana o de los tamales mexicanos. También, se usa como harina secundaria en rebozos, bizcochos o tortas, aportando un ligero sabor dulce. Además de su uso en repostería, es muy adecuada para dar una buena masa a las croquetas y a las galletas saladas. La harina de maíz tiene una gran facilidad para enranciarse debe conservarse en un recipiente hermético protegido de la luz una vez abierta o bien congelarse. La composición química de la harina depende del grado de extracción (cantidad de harina obtenida a partir de 100 Kg de cereal). Cuanto mayor sea éste, menor será la proporción de almidón y mayor la cantidad de vitaminas, minerales y fibra aportada por la cáscara. Tiene un valor energético similar al trigo, pero aporta una mayor cantidad de grasas y menos proteínas. El aporte de fibra se sitúa en 9,5 g/100 g. El maíz es un cereal particularmente deficiente en niacina (vitamina B3) y tiene una riqueza proteica relativamente baja, ya que es deficiente en lisina y en triptófano. Por este motivo, resulta necesario que el maíz y sus productos derivados se enriquezcan con vitaminas o se complementen con otros alimentos para conseguir proteínas completas.
  • El plato es rico en fibra, proteínas animales de alta calidad y vegetales, vitaminas A, ácido fólico, muy rico en hierro y sodio y  grasas de todo tipo, incluidas las saturadas. Contiene otras vitaminas (grupo B completo, E,) y minerales (calcio,  potasio, magnesio, selenio, magnesio, yodo, zinc).
  • Comentarios para Deportistas: Por su aporte calórico tan elevado así como su también elevadísimo aporte de grasas, particularmente saturadas, es un plato TOTALMENTE desaconsejable en la dieta de cualquier persona, y particularmente en la del deportista.
  • Aporte calórico: Esta receta es una bomba de calorías. La masa aporta 4446 Kcal y el relleno, 11530 Kcal. El total de la receta aporta unas 15977 Kcal¡¡¡¡¡

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